martes, 6 de octubre de 2009

Recordando a María


Teníamos catorce añitos, su primer beso en la boca se lo di yo (ella siempre que me ve me lo recuerda). Se llevó como amuleto mi reloj, y pasó la noche oliéndolo (Rasgo, de Puig). Pero era imposible estar conmigo, yo era un cabroncete y nunca repetía con la misma chica. Acabó con mi clon, mi mejor amigo... Duraron muchos años y salíamos por ahí los tres juntos. Más tarde, en Valencia, yo estaba viviendo con Susana. Una noche nos cabreamos y le pedí a María asilo, al menos por esa noche. Pero después de cuatro copas en un abrazo acabamos besándonos. -Para! -Esto debería haber pasado mucho antes. -Se lo voy a contar. -Estás loca?, no puedes hacer eso. Es mi mejor amigo! -No le quiero mentir. -Pues no lo hagas, esto sólo lo sabemos tú y yo. Si se lo dices lo hundes y a mi con el. -Tienes razón, vamos a por tu tabaco.... Ahora María tiene una clinica dental, yo los dientes sucios y su recuerdo.

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